En las cavernas profundas de los manglares de cuba viven unos peces ciegos casi desconocidos para la ciencia.
Para los animales terrestres la vida en el manglar cubano no es fácil, todos deben permanecer alerta ante los posibles depredadores, cualquier movimiento descuidado puede suponer la muerte.
Para las jutías, tanto en tierra como en agua los cocodrilos y las boas son sus peores enemigos, el tránsito por el suelo supone un riesgo permanente. Están adaptadas para trepar, correr y nadar sin problemas, pero el agua de Zapata suele tener siempre algunos ojos vigilantes e incluso cuando uno se siente a salvo puede tener a la muerte rondándole a la espalda.
En el interior insular, allí donde la selva de mangle parece más impenetrable, se abren en la roca profundas cavernas que comunican con el mar. Estos cenotes ocultos, mundos insospechados en los que el tiempo parece haberse detenido, son el hogar de una de las criaturas más fascinantes y desconocidas del manglar cubano: los peces ciegos del género Cubanichthys. Apenas se sabe nada de ellos. Su mundo de perpetua oscuridad les ha robado sus pigmentos y su visión con el paso lento de los milenios.
Ahora son sombras blancas en un universo negro; reliquias de un ancestro marino y nocturno que dotado de riñones pudo vencer los cambios osmóticos de un agua cada vez más dulce y se aventuró a explorar estas cavernas inundadas.
Impulsados por elegantes ondulaciones de sus aletas continuas del dorso y del vientre éstos Cubanichthys nadan con la tranquilidad de saberse en un mundo exclusivo en el que no tienen predadores, buscando las señales sensoriales que detecten alguno de los camarones de agua dulce de los que se alimentan.
En la actualidad se conocen cuatro especies de peces ciegos cubanos, pero la ciencia aún no los ha estudiado en profundidad. ¿Cómo pudieron adaptarse a los cambios radicales de dos mundos tan opuestos como las cavernas de aguas dulces y oscuras y el luminoso mundo recifal? ¿Quién fue aquel pionero de los corales que emprendió la aventura evolutiva que dio origen a estos fantasmas de los cenotes cubanos?
Como tantas otras preguntas la respuestas aún permanecen ocultas, escondidas en el laberinto desconocido del impenetrable manglar.