Relación y Reproducción | Tribus Nómadas

Acompañamos a tribus nómadas como los himba en Namibia o los tsaatan en Mongolia para conocer las costumbres que conforman sus identidades como pueblo.

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La relación y reproducción entre los seres vivos han sido la clave para formar vínculos entre los individuos en la naturaleza.

La tribu africana himba es una cultura matriarcal de Namibia. A pesar de ser nómadas, llevan consigo un fuerte componente cultural donde quiera que van. 

El pequeño himba observa y se empapa de su propia identidad como pueblo.
Estas niñas llevan las trenzas propias de su estado inmaduro, aún no son mujeres, pero hoy tienen un sueño.

Es fiesta en el poblado porque una de las chicas ha tenido su primera ovulación y le han cortado por fin las trenzas, pero no es ninguna de ellas, sino su hermana mayor.

Las dos niñas ansían el momento en que ellas puedan lucir los adornos de las mujeres, el tiempo en que todos bailen en su honor. 

La madre, orgullosa, seguirá trabajando hasta que su hija pequeña celebre este día grande. Después las tres seguirán el ejemplo de la abuela, que batió la leche ya en tantos campamentos, y que conoce la importancia de la identidad cultural de una mujer himba.

Al otro lado del mundo, en la taiga de Mongolia, la tribu nomada de los Tsaatan conoce bien los efectos que la aculturación puede tener sobre las personas.

Les llaman “el pueblo del reno”. Su vida nómada e independiente les hace moverse entre Rusia y Siberia. Con la llegada del socialismo a la zona, el estado les quitó los renos, les prohibió su religión y les puso un salario con un comisario que les imponía multas por practicar sus costumbres milenarias. Les obligaron a dejar sus técnicas para curar a los animales y les impusieron veterinarios; ahora que estos ya no vienen, la tribu Tsatan han olvidado su medicina tradicional y los animales mueren.

Los niños deben aprender desde pequeños los trabajos necesarios para sobrevivir en un clima tan duro. Aquí mas que nunca, su hogar es su castillo.
En el interior del tipi de palos, como ocurría con los himba, los más pequeños se impregnan de su cultura a través del contacto con sus mayores. Es destacable la importancia que para el ser humano tiene la presencia de los abuelos, se ha demostrado que ofrecen una perspectiva muy distinta a la de los padres, y que aportan serenidad y tranquilidad al cerebro en formación de los niños.

A menudo la pareja progenitora debe invertir su esfuerzo en procurar los elementos de subsistencia de la vida diaria; como esta cuna de abedul que fabrica el padre para el nuevo miembro del clan. Por eso es importante que todos permanezcan juntos el máximo tiempo posible; es la clave del progreso humano, la familia.

La defensa cultural de la familia puede haberse desarrollado como apoyo a su importante función biológica: la producción de una  descendencia con éxito mediante la reproducción.

Desde el principio de la vida en el mar, la adaptación a enseñado a los animales a establecer relaciones con otros seres.

Nadie en el planeta quiere estar siempre solo, y todos los animales buscan y adquieren relaciones más o menos complejas al servicio de su propia supervivencia. Las relaciones se hacen más complejas cuando es necesaria una jerarquía y unas reglas que rijan la convivencia. Además, la reproducción sexual, que implica la formación de parejas y el cuidado de los hijos, complican aún más esos lazos haciendo posible y necesario el desarrollo de la inteligencia social.

La mente humana ha tendido relaciones incluso más allá, tratando de comunicarse con entidades superiores que le ayuden a explicarse los mil interrogantes que le plantea su enorme cerebro.

El mantenimiento de estas correlaciones ha llevado al ser humano a colonizar toda la tierra.

Algunos animales han desarrollado estrategias reproductivas que evitan la formación de parejas. 

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