Un Mundo Frágil

Nuestra especie crece de forma imparable y el planeta está sufriendo las consecuencias de nuesras acciones. Ahora vivimos en un mundo frágil y condenado a una sexta extinción masiva.

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Planet Doc

Estamos cambiando el mundo cada día, adaptándolo a nuestras necesidades, alterando de tal manera nuestros parámetros naturales que incluso nuestra biología, nuestro ser animal ignorado de forma acomplejada y estúpida, está sufriendo las consecuencias.

Somos la única especie que en vez de adaptarse a su entorno es capaz de alterarlo para que sea él el que se adapte a nuestras necesidades. Y esto, que nos ha permitido un crecimiento y expansión sin parangón entre las especies, nos ha convertido en la mayor amenaza para nuestro planeta. Estamos cambiando el mundo a una velocidad como no se ha visto desde su creación. Lo que empezaron siendo pequeñas alteraciones se han convertido en cambios drásticos a escala mundial, cambios que alteran el paisaje, extinguen las especies, hacen desaparecer ecosistemas enteros y están cambiando la composición y propiedades de nuestra atmósfera. Y la Tierra está empezando a dar señales de que su capacidad de aguante llega a su límite. 

La población humana crece sin cesar. Somos millones buscando alimento, refugio y beneficios de la tierra y el agua. La mayor parte de las poblaciones humanas es pobre y vive en los países menos desarrollados de forma que los problemas ambientales derivados de su actividad les quedan demasiado lejos; son un lujo que no se pueden permitir en la lucha diaria por la supervivencia de sus familias.

La pérdida de las selvas va más allá del empobrecimiento de la biodiversidad terrestre, afectando a los mismos pilares de la vida sobre la Tierra. Porque la selva es responsable de las lluvias ecuatoriales y su existencia incide directamente en el agua, el clima y la atmósfera terrestres. Y, sin embargo, el hombre, de una forma loca y ciega, sigue destruyendo a su benefactora.

Todos nosotros nos hemos hecho dependientes de un consumo energético que crece de forma imparable. El problema surge de un proceso inacabado. Porque hemos aprendido a obtener y utilizar la energía, pero no sabemos qué hacer con los residuos tóxicos derivados del consumo energético. 
Al principio no dimos importancia a esta contaminación, pero el imparable aumento de las emisiones contaminantes está envenenando tanto nuestro mundo que sus fabulosas armas de auto limpieza se han visto desbordadas. Hoy los gases contaminantes están cambiando el clima del planeta. 

El calentamiento global de nuestra atmósfera es un hecho. Nuestro clima se calienta paulatinamente, los glaciares retroceden, los polos se derriten... Estamos causando un cambio global de magnitudes semejantes a aquéllos que marcaron las grandes extinciones de la prehistoria. Y, paradójica y tristemente, lo estamos haciendo, en gran medida, por quemar combustibles fósiles, derivados del petróleo, que se esconden bajo alguno de los últimos refugios vírgenes de la naturaleza salvaje.

Alteramos los ecosistemas, cambiamos los paisajes, extinguimos las especies a una velocidad 10.000 veces superior a la que necesita la evolución para hacer aparecer criaturas nuevas. El hombre es el nuevo vector del cambio, como lo fueron meteoritos y derivas continentales. Y en este proceso global todos nosotros estamos contribuyendo al cambio.

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