Lanzarote, Fuerteventura, Gran Canaria, Tenerife, El Hierro, La Gomera y La Palma son las 7 islas que forman el archipielago canario.
A 28 º de latitud Norte y 16 º de longitud Oeste un grupo de 7 islas y numerosos islotes se levanta sobre el mar. Con un clima cálido y unos paisajes insólitos, el archipiélago cautivó desde antiguo a aquellos que llegaron a sus costas.
Las islas Canarias no formaron parte de ningún continente hundido. Su origen es bien diferente y mucho menos romántico.
Hace aproximadamente 30 millones de años, en el período conocido como Mioceno, la placa africana se fisuró. El magma encontró una vía para escapar del interior de la Tierra y un grupo de volcanes surgió en el fondo oceánico. A lo largo de los siguientes 28 millones de años, la expulsión de material fue prácticamente continua, de modo que cuando la Tierra entró en la era conocida como Cuaternario, todas las islas, salvo Hierro y los islotes, habían emergido a la superficie.
La actividad volcánica también condicionó la flora de las islas. El continuo aporte de nuevos materiales retrasó la labor de la erosión y con ello la creación de un suelo donde los árboles y los arbustos pudieran establecerse.
Aquí, en la falda del volcán más alto del archipiélago, el Teide, las plantas han dado un paso más en su capacidad de adaptación. No sólo viven sobre un suelo paupérrimo; también tienen que soportar temperaturas que pueden variar del día a la noche en 50 º centígrados.
La creación de arrecifes a medida que las islas surgían de las profundidades supuso la aparición de un nuevo ecosistema en el océano. La flora marina encontró un nuevo suelo sobre el que asentarse y la fauna obtuvo multitud de escondrijos donde establecer su morada y permanecer a salvo de los predadores. La franja que permanecía más cerca de la superficie y, por tanto, del sol, fue la más repoblada.
Cada año cientos de miles de turistas visitan las islas. Muchos vienen en busca del sol. Otros, sin embargo, vienen fascinados por sus paisajes y por la actividad volcánica que aún se sigue desarrollando en algunas de las islas.
Los espectáculos de vaporización de agua y quema de plantas que se realizan en el islote de Hilario, dentro del Parque Nacional Timanfaya, son sólo una de las muchas atracciones creadas en los últimos años para el turismo.
Las mismas fuerzas que crearon este paraíso natural pueden sepultarlo de nuevo bajo toneladas de lava. Para el hombre puede parecer una catástrofe, pero para la naturaleza será tan sólo un paso más en la construcción del archipiélago, una obra que lleva más de 30 millones de años en proceso y que todavía está lejos de haber finalizado.