El Ataque de las Orcas: Patagonia

Un grupo de orcas se pasea cerca de la orilla en busca de presas con las que poder alimentarse.

Planet Doc

A mediados de febrero, los lobos marinos reciben por segunda vez la visita de sus predadores más temidos: las orcas. Ellas también tienen crías a las que enseñar las técnicas de caza y la península es el mejor lugar de entrenamiento. Las loberías se encuentran repletas de jóvenes inexpertos que juegan en las orillas. Junto a ellos cientos de lobos marinos adultos entran y salen de las playas para alimentarse. Hay comida por todos lados y además es fácil de cazar.
Ante la proximidad del enemigo todos extreman la vigilancia. 

Es un solo grupo familiar y está rastreando la playa en busca de una presa. Pronto la encontrarán.
Tras esperar a que pasen delante de su posición, un elefante marino decide entrar en el mar.
La hembra que lidera el grupo lo ha visto y todos dan media vuelta. Es la oportunidad que andaban buscando.
El elefante acaba de darse cuenta, pero ya es demasiado tarde. Su suerte está echada.
El macho intenta desesperadamente alcanzar la orilla, su única esperanza de salvación, pero se ha alejado demasiado y las orcas no le dejarán.
Los jóvenes participan activamente en la caza. Deben aprender a matar y a esquivar los ataques del elefante herido.
Las orcas no tienen prisa. La presa está herida de muerte y no tiene ninguna posibilidad de escapar. Es mejor tomarlo con calma y esperar a que se debilite mientras se divierten y practican los ataques con él.Tras varios minutos de lucha el elefante marino sigue tan alejado de la costa como al principio. De nada van a servir sus esfuerzos ante uno de los mayores y más inteligentes predadores que habitan los océanos.

Las orcas atacan en grupos familiares, liderados por la hembra más vieja. Cada grupo tiene sonidos de comunicación específicos y técnicas de caza que practican con los jóvenes. Esta organización les permite cazar no sólo peces, focas y elefantes marinos sino incluso tiburones y grandes cetáceos.
Poco a poco la pérdida de sangre y el esfuerzo debilitan a la presa. Sus ataques se hacen cada vez más lentos y espaciados. En breve no podrá ya defenderse y morirá. 
Tras una lucha que ha durado más de 45 minutos el elefante muere y es devorado por la familia de orcas. Lentamente la calma vuelve al mar.

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