El Parque Nacional Serengueti se encuentra en la región oriental de África, entre el valle del Rift y el lago Victoria y se ha convertido en el escenario de una de las migraciones más espectaculares de la Tierra.
El Parque Nacional Serengueti se encuentra en la región oriental de África, entre el valle del Rift y el lago Victoria, se trata de una altiplanicie de 30.000 km2 que se ha convertido en el escenario de una de las migraciones más espectaculares de la Tierra.
Cada año cientos de miles de ñues siguen el recorrido de las lluvias en busca de pastos, en una migración cíclica que marca la vida de la flora y fauna de los territorios que atraviesa.
En 1.951 el gobierno de Tanzania, consciente de la importancia de este acontecimiento, decidía proteger 17.000 km2 de este territorio. Había nacido el Parque Nacional Serengueti.
En Serengueti conviven 6 especies de buitres: el torgo y el de cabeza blanca -que además de carroñeros son predadores- ingieren los músculos y tejidos duros, gracias a sus poderosos picos. De este modo le abren el camino al buitre de espalda blanca y al rüppel, que con sus largos y pelados cuellos llegarán a las vísceras. Por último, el encapuchado y el alimoche limpiarán los despojos que dejen sus parientes por el suelo o en el cadáver.
El descenso de los buitres puede verse desde gran distancia y sirve a los carroñeros terrestres para localizar los cadáveres.
Gracias a su velocidad el guepardo es el felino de Serengueti que más éxitos cosecha a la hora de cazar. A cambio de esta ventaja, la naturaleza le ha privado de la fuerza necesaria para disputar sus presas a leones o hienas, que siempre que tienen oportunidad, le arrebatan la comida.
El 90% de su dieta la compone este herbívoro: la gacela Thomson. Tanto es así que el guepardo no duda en seguirle en sus migraciones anuales y allí donde va ella, va también su perseguidor.
Las gacelas siguen a las manadas de ñues en su transitar por la pradera.
De este modo también el guepardo se ve influido por los movimientos del ñu, una especie que sin embargo no supone siquiera un 5% de su dieta.
Si el desplazamiento de los ñues marca la vida en el Serengueti, es el ciclo de la lluvia el responsable último de la migración.
En la región septentrional del Serengueti el paisaje cambia. Las amplias llanuras ceden su sitio a los espacios arbolados y las hierbas bajas y resistentes son sustituidas por otras que alcanzan en ocasiones los 2 metros de altura.
Junto con la vegetación también cambia la fauna.
Un leopardo. Este felino prefiere las arboledas a los espacios abiertos. Los árboles le sirven como atalayas y son un refugio para el, un lugar seguro donde llevar sus presas muertas lejos del alcance de leones o hienas. Al contrario que el guepardo, su índice de éxitos en las cacerías es bajo y no se puede permitir el lujo de ser robado.
En el límite occidental del parque el río Grumeti crea su hábitat particular. Hemos llegado al reino del hipopótamo. Nocturnos por excelencia, los hipopótamos dormitan durante el día, aprovechando la frescura de la noche para pastar los 60 kg de hierba que deben ingerir cada jornada. Cuando la temperatura sube, cambian su lugar de reposo y se introducen en el agua.
A pesar de su aspecto, la piel de los hipopótamos es muy sensible al sol. Por eso cuando no están sumergidos tienen que tomar baños de barro que los protejan de sus rayos.
De todos los predadores que habitan en el Serengueti, sólo hay uno al que las hienas deban temer: el mayor y más poderoso de todos, el león.
El robo de comida es algo usual en Serengueti. Los leones roban a las hienas, las hienas a los guepardos, los leopardos deben subir sus presas a los árboles para que no les roben.