Vida salvaje del Ngorongoro - Parte 2

En Tanzania se encuentra el mayor cráter de la tierra. El Ngorongoro, en el viven cientos de distintas especies tales como leones, elefantes, rinocerontes, ñues, búfalos...

Planet Doc

Hace aproximadamente 3 millones de años, en la región norte de la actual Tanzania, el volcán Ngorongoro cesó en su actividad. Al disminuir la presión interior, la inmensa mole central se derrumbó, creando la mayor caldera volcánica de nuestro planeta.
Protegidos del exterior por las laderas del volcán, leones, ñues, elefantes, búfalos, flamencos, grullas... todos encontraron en estas tierras el lugar idóneo donde asentarse, llenando de vida el antes yermo y desolado cráter de Ngorongoro. 

El paisaje ha cambiado mucho desde entonces y hoy, el cráter de Ngorongoro alberga en su interior numerosos ecosistemas. 
 La diversidad biológica que alberga en su interior lo convierte en un santuario de la vida silvestre, un enclave único e insustituible en el cráter del Ngorongoro.

En Ngorongoro conviven 3 familias de leones. El intercambio con las poblaciones del exterior es casi nulo y la endogamia es frecuente. La diversidad genética se ha reducido un 40% respecto del vecino Serengeti y la disminución en el número de cachorros de las camadas hace pensar en un progresivo debilitamiento de la especie.
En Ngorongoro viven únicamente elefantes machos adultos. El cráter carece de suficiente alimento para mantener las grandes manadas formadas por hembras y crías.

Desde muy antiguo, otra especie convive en el cráter, ajena a las luchas entre predadores y presas: el hombre. Hace ya 10.000 años la llamada gente de los cuencos de piedra vivía y pastoreaba estas tierras. Posteriormente llegaron los mbulu y tras ellos los datoga. 
Los masai, actuales pobladores del Ngorongoro, expulsaron a los datoga y aún hoy mantienen numerosas rencillas con este pueblo, al que llaman el fuerte enemigo. 

El despliegue de vida y la abundancia de agua de Ngorongoro, no dejarán de sorprender al visitante que se adentre en el antiguo volcán. Las montañas, que tan celosamente han cuidado este cráter ocultándolo y mimando su clima, han logrado convertirlo en un enclave único en Africa Las grandes manadas de bóvidos, los flamencos, los rinocerontes negros o los elefantes, gozan a lo largo de todo el año de una bonanza impensable en cualquier otro punto del Este de Africa.
Atrás quedan los días en que el volcán Ngorongoro arrojaba con furia por su boca ríos de lava ardiente de las entrañas de la tierra. Hoy, junto al volcán Lengai, la Montaña de Dios de los masai, todavía es posible ver un trozo del paraíso.

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