Los científicos consideran las selvas tropicales como los cuarteles generales de la biodiversidad global. Las plantas tropicales contienen sustancias de las que el hombre extrae compuestos medicinales desde sus lejanos orígenes.
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La población humana crece sin cesar. Somos millones buscando alimento, refugio y beneficios de la tierra y el agua. La mayor parte de las poblaciones humanas es pobre y vive en los países menos desarrollados de forma que los problemas ambientales derivados de su actividad les quedan demasiado lejos; son un lujo que no se pueden permitir en la lucha diaria por la supervivencia de sus familias.
Un pequeño terreno del que extraer una cosecha es un tesoro inapreciable para la mayor parte de la humanidad. Estas poblaciones pobres se encuentran en los países que aún conservan los últimos territorios vírgenes del planeta, de forma que cuando queman o talan para limpiar un terreno que cultivar, lo hacen en lugares con una biodiversidad muy alta; puntos calientes de la ecología mundial.
La presión de estas poblaciones pobres, que buscan cubrir sus necesidades más elementales, afecta directamente a ecosistemas que albergan los últimos paraísos de nuestro mundo expoliado. Y algunos de ellos, los más sensibles, están desapareciendo a una velocidad terrorífica.
Los científicos consideran las selvas tropicales como los cuarteles generales de la biodiversidad global.
Hoy apenas cubren el 6% de la superficie de la Tierra pero en su interior viven más de la mitad de las especies conocidas por el hombre.
Hoy hemos aniquilado más de la mitad de los bosques originales de la Tierra.
Las plantas tropicales contienen sustancias de las que el hombre extrae compuestos medicinales desde sus lejanos orígenes.
Cuando una especie desaparece se lleva con ella sustancias que podrían proporcionarnos las drogas curativas de nuestras más mortíferas enfermedades.
También los animales, muchos de ellos aún por descubrir, esconden sustancias que podrían curarnos, alimentarnos, ayudarnos a hacer más fáciles nuestros trabajos.
Los indígenas de las selvas tropicales se consideran enciclopedias vivientes de la farmacopea natural de las selvas. Ellos conocen los secretos de millares de especies, pero al no tener una escritura en la que legar sus conocimientos, los trasmiten oralmente de generación en generación. Pero cuando las selvas se talan los indígenas desaparecen con ellas. Y la información ancestral de los remedios de la selva se pierden para siempre.