Los lobos salvajes se alían con las penunbras para convertir el sotobosque en un campo de batalla donde, tras el acecho a las manadas de ciervos, sucumbirá el más débil.
Los lobos salvajes viven en grupos gobernados por el macho alfa, el líder de la manada.
Los lobos salvajes son los principales depredadores de los ungulados salvajes, por ello el lobo se encuentra en la cumbre de la cadena alimenticia.
Este excepcional carnívoro, es un animal social de extraordinaria adaptabilidad y astucia.
Trabajando en equipo, perfectamente coordinados por un macho alfa, los lobos salvajes acechan a las manadas de ciervos, en busca de signos de fatiga o enfermedad en algún individuo, sobre el que irán estrechando el cerco.
Al contrario de creencias populares, el ganado doméstico no forma parte de sus apetencias; Una manada de lobos en buena forma prefiere a los ungulados silvestres como alimento. Y el lobo es el único depredador natural de jabalíes, corzos, ciervos y zorros, por lo que es un eslabón imprescindible en el engranaje global del ecosistema.
La estratégica e infatigable persecución, se prolongará hasta que sucumba el más débil.
Al anochecer, los lobos del matorral, se alían con las penumbras, para convertir el sotobosque en un campo de batalla, a vida o muerte.
Todos los miembros del grupo colaboran en la caza, pero a la hora de comer, demuestran una estricta jerarquía social, con gestos de poderío y sumisión, que rompen el tenso silencio de la noche, con explosiones de furia.
Cuando el macho alfa se haya saciado, permitirá al resto de lobos dar cuenta del banquete.
Tan sólo los gestos de clara sumisión de su compañera, aplacan la dura actitud del líder de la manada. Si se porta bien, ella será la próxima en acceder a su parte del botín.