Turismo vs Extinción (Parte 6)

Los llanos de Venezuela se ha convertido en el último refugio de muchas especies amazónicas en peligro de extinción. 

Planet Doc

Los conocimientos científicos nos han descubierto la importancia de cada especie dentro de su ecosistema.
Las nuevas tendencias conservacionistas nos han enseñado la necesidad de una concienciación social donde el público comprenda la importancia de todos los ecosistemas y sus especies.

El área de Los Llanos se divide en Hatos, grandes fincas ganaderas donde cebúes y caballos pastan a sus anchas al cuidado de unos pocos llaneros. 
Los terrenos permanecen en su estado original porque tradicionalmente se han dedicado a la ganadería extensiva. Durante años ha sido la única forma de sacarle rentabilidad a estas tierras así que sus dueños las han dejado tal y como estaban convirtiéndolas en el último refugio de muchas especies amazónicas en peligro de extinción. 
Pero Los Llanos no es un territorio rico para la ganadería y los animales sufren grandes limitaciones y enfermedades que les hacen cada vez menos rentables.

La situación podría terminar en cambios que acabaran por dedicar las fincas para otras actividades más lucrativas. Pero año tras año la naturaleza intacta de esta tierra austera se está convirtiendo progresivamente en su fuente de financiación.
Organizaciones conservacionistas internacionales financian proyectos de investigación dentro de los hatos para el estudio y protección de especies amenazadas inyectando divisas a un territorio económicamente deprimido.
Ahora hay estaciones biológicas dentro de las fincas de los ganaderos, estaciones que aportan divisas compatibles con la ganadería. Y de forma inmediata algunas especies se han visto beneficiadas.

El cocodrilo del Orinoco era, hasta hace poco, un enemigo mortal de los llaneros. 
Los reptiles mataban sus reses y eran un peligro potencial para las personas dado su tamaño y agresividad, de modo que se cazaron hasta casi hacerlos desaparecer. Hoy, en hatos como el del Frío, los cocodrilos del Orinoco son objeto de estudio y protección y se están llevando programas de cría en cautividad y de repoblación en áreas esquilmadas por los llaneros.

Este campo de estudios, donde los científicos y conservacionistas del mundo desarrollan sus programas sobre el terreno, recibe una fuerte inyección económica por las especies más amenazadas convirtiéndolas en algo rentable. Los propietarios salen ganando, los conservacionistas salen ganando, la ciencia y el conocimiento salen ganando y el cocodrilo, desde luego, sale ganando. No es de extrañar, pues, que la población de cocodrilos del Orinoco haya empezado una lenta pero prometedora recuperación en los hatos de los Llanos de Venezuela.

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