En este documental nos adentramos en la selva virgen más extensa e intacta del mundo en busca de la tribu Sánema, un grupo nómada escindido de los yanomamis.
En este documental nos adentramos en la selva virgen más extensa e intacta del mundo en busca de la tribu Sánema, un grupo nómada escindido de los yanomamis.
Estamos en la selva virgen más extensa e intacta del mundo en el llamado Macizo Guayanes, al sur de Venezuela, lindando con el Brasil. Aquí viven indios de diferentes etnias: pemones, maquiritares, panares y hotis, divididos en un sin fin de tribus. Todos, y especialmente los pemones, temen y respetan los tepuyes, estas mesetas que parecen cinceladas por seres grandiosos, gigantes del universo como ellos los describen en su mitología. Sin duda, el tepuy más venerado es el auyan-tepuy, “la Montaña del Diablo” en idioma pemon. Creen que allí arriba moran entes extraordinarios, monstruos malignos y serpientes de tres cabezas. En una de sus paredes se encuentra el Kerepakupai-Meru, también conocido como Salto Angel, que es absoluto tabú para los indígenas.
El Salto del Ángel es el salto de agua más alto del mundo. El caudal acumulado por las lluvias en esta parte de la meseta, se precipita al vacío desde una altura de 972 metros, casi un kilometro. Es 17 veces más alto que las cataratas del Niágara.
A una hora en canoa por el río Canaracuni, tuvimos nuestro primer encuentro con los sánema, un grupo nómada escindido de los yanomamis. Los Sánema son una tribu cazadora, aunque también realizan algunos cultivos, fundamentalmente de plátanos y mandioca, que junto a las proteínas que obtienen de la caza y la pesca, complementan su dieta alimenticia. Cuando la caza se retira se trasladan a una zona lejana donde puedan capturar con más facilidad.
La mujer Sanema es la encargada de la mayoría de los trabajos domésticos: recolecta frutos y leña en el bosque, cultiva, cocina y cuida de los niños más pequeños. El hombre emplea casi todo su tiempo en la caza y ocasionalmente pesca en las quebradas cercanas al poblado.
Son adictos al tabaco y a una droga natural conocida como yopo o sacona. El Yopo es una sustancia alucinógena que aspiran por las fosas nasales y que utilizan para ver a los espíritus de la selva sin ser vulnerables a su influencia y encontrarse con su moresbi, una parte del alma del sánema, que mora en un animal determinado del bosque convirtiéndolo en su protector.
Los sánema trabajan lo mínimo necesario para comer y sentirse cómodos en el poblado. Pasan mucho tiempo ociosos o entregados a entretenimientos sencillos, casi infantiles. Se pintan con tizones como lo hacen cuando guerrean con otras tribus. El sánema siempre ha sido y será un pueblo guerrero.
Los chamanes son los personajes más respetados. Se ocupan de ordenar las conductas sociales de la comunidad, de atender el culto a los espíritus y de curar las enfermedades. Conocen las sustancias naturales de la selva y saben elaborar medicinas, alucinógenos y potentes venenos.
Este grupo nómada muestra su cuerpo desnudo sin avergonzarse a pesar de la influencia de las misiones que tratan de imponer sus ideas.
Mientras tanto los cuerpos de las mujeres sánema se preparan para la danza que tendrá lugar a la caída del sol.