Mauritania | Nómadas del Sahara

En Mauritania nos encontramos con el gigantesco volcan Guelb er Richat, paseamos por Wadan, la legendaria ciudad de los palmerales,  y llegamos hasta Chinguetti, la séptima ciudad santa del Islam.

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Mauritania. La tierra que los mil poetas cantaron desde antiguo. El país de los bidanes. Del ADRAR TMAR,  las fabulosas montañas de dulces dátiles.

Estas solitarias escarpaduras esconden alguno de los tesoros mejor guardados del gran desierto sahariano.
Los nómadas desde siempre han frecuentado para su descanso y para mitigar el insoportable calor reinante estos oasis. Pequeñas islas de intenso verdor y aguas rumorosas. El oasis de TERYIT alberga alguno de los endemismos botánicos más sobresalientes, como el helecho sahariano. En las cristalinas aguas que surgen del manantial viven, inexplicablemente, decenas de pececillos, auténticos fósiles vivientes de cuando los ríos fluían por el desierto.

En el Adrar mauritano se encuentra uno de los fenómenos más espectaculares del planeta.
Se trata de GUELB ER RICHAT, un gigantesco volcán primitivo cuyas enormes dimensiones solo son apreciables desde el aire.
Mauritania es un país absolutamente desértico y con una historia fascinante.
Los atormentados cañones del desfiladero AMOJIAR, sus paredes verticales y los frecuentes desprendimientos eran parte de los peligros del camino que debían afrontar las antiguas caravanas para llegar a las míticas ciudades de la Ruta del Oro. Las ciudades perdidas de Mauritania.

WADAN, la legendaria ciudad de los palmerales y de sus misteriosos fundadores, los BAFUR, que adiestraban perros para la guerra y cultivaban la música.
Hasta Wadan venían las caravanas de miles de dromedarios desde el reino negro de GANA con esclavos, oro y goma de laca para cambiarlos por la sal que los wadanies explotaban en la SEBJA de IYIL. En estas tierras, los fieros guerreros almorávides, concibieron su epopeya de crear un vasto imperio africano que llegase desde el río Níger hasta las orillas del Ebro, en Al-Andalus. Aglutinaron todas las tribus del Sáhara bajo la bandera del Islam más ortodoxo.
 Esta ciudad, otrora prospera y rica gracias a sus inmensos palmerales, está situada en el centro de la TURAB AL BIDAN, “La tierra de los Hombres Blancos”, frontera natural con el África Negra.

Como todas las grandes ciudades caravaneras, Wadan, antes de su definitivo declive por las luchas intestinas que la desangraron en el siglo XVIII, fue un importante centro difusor de la cultura.  Hoy solo quedan ruinas de la bulliciosa ciudad. Está prácticamente desierta y su prospero caserío es ahora la viva imagen de la desolación. El otro gran centro caravanero del Adrar mauritano es CHINGUETTI.
Según la creencia popular fue fundada por los almorávides aunque estudios posteriores sugieren que es de construcción más tardía.

Como Wadan, está en un lamentable estado de conservación, a pesar de los fondos que la UNESCO dona para preservar su patrimonio.
La mezquita es el edifico más destacado de Chinguetti y quizá de todo Mauritania.
Bajo su alminar, levantado en mampostería en seco y reconstruida en varias ocasiones, se reunían los miles de fieles de la Turab al Bidan que cada año peregrinaban a la Meca.
Razón por la cual Chinguetti fue considerada séptima ciudad santa del Islam.
El precario estado en que se encuentra el casco urbano se debe al imparable avance del desierto y al cinturón de dunas que la están sepultando irremisiblemente.
Por ese motivo la gente abandona sus casas, que cerradas acaban por desmoronarse.
Los escasos habitantes que aun quedan se muestran esquivos y las calles permanecen desiertas. Es ya una ciudad fantasma. Tan solo algún puestecillo de artesanía, donde se pueden comprar los recuerdos mas preciados de la familia nos habla del pasado esplendor de Chinguetti, que en su día fue la cuna de la erudición y del saber en Mauritania.

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