Gansos y grullas pasan todos los años un tiempo en la laguna de Villafáfila donde se alimentan y crian antes de la llegada del invierno.
En España la laguna de Villáfíla encierra un misterio. Todos los años, es visitada por aves migratorias, que pasan por aquí camino de Extremadura y Andalucía. Pero un día algunas decidieron quedarse…
Las grullas lanzan gritos para permanecer unidas. Alrededor de mil grullas hacen un alto en el camino, que dura varias semanas. Aquí tienen de todo, sobre todo comida; tallos, pequeños animales y bulbos.
A finales de otoño, levantan el vuelo otra vez, camino de sus cuarteles de invierno.
No solo grullas llegan a Villáfila; a finales de septiembre el cielo se llena de gansos salvajes, también conocidos como ánsares. Además de gansos llegan curiosos, naturalistas y algún turista…
Estas aves migratorias comenzaron a llegar en 1975. Al principio solo fueron unas cuantos pero actualmente son cerca de 23.000.
El ganso es muy particular, escoge pareja de por vida. Si su pareja muere, no vuelve a emparejarse, y se convierte en un individuo marginado.
Así que unos levantan el vuelo, camino de las marismas del Guadalquivir y otros se quedan. Alimento no les falta ya que se alimentan de cereales.
También la avutarda ha encontrado aquí, un lugar donde hibernar. El macho es algo mas pesado que la hembra, cosa frecuente en muchas especies, y pesa alrededor de 18 kilos.
Aquí tiene todo lo que necesita. Y en primavera lo que necesita es encontrar pareja…
Los machos hacen gala de sus atributos enseñando bien las plumas...sobre todo las blancas.