Gir es una reserva natural situada al noroeste de la India donde se encuentra el santuario del los leones asiáticos, una especie en grave peligro de extinción.
Los leones asiáticos se separaron evolutivamente de los africanos entre 200.000 y 55.000 años atrás. Ahora las dos subespecies se diferencian en algunos rasgos genéticos, osteológicos y morfológicos, estos últimos patentes exteriormente. Los asiáticos tienen un repliegue ventral característico, muy escaso en los leones africanos. Aunque el mechón terminal de la cola es mayor en los asiáticos, la melena es mucho más corta que la de los africanos; son algo más pequeños y al haberse reducido su población hasta un mínimo de 20 ejemplares, han perdido su variabilidad genética. Pero el rasgo que más diferencia los leones asiáticos de los africanos es, probablemente, su comportamiento con el hombre.
En ningún otro lugar del mundo los hombres se atreverían a adentrarse a pie en busca de los leones sin más armas que un palo.
Los guardas de Gir patrullan y vigilan a los grandes felinos andando por el bosque sin temor a sus ataques. Los leones se camuflan perfectamente entre la vegetación parda y las hierbas altas por lo que los encuentros se producen a escasa distancia. Pero los leones de Gir rara vez se muestran agresivos con los seres humanos.
Sólo los animales jóvenes se acercan curiosos ante la presencia de un hombre. Generalmente el animal se levanta y se aleja tranquilamente sin mostrar temor cuando el intruso rebasa la distancia que los leones consideran de seguridad. Pero en el caso de los jóvenes, más inquietos y emprendedores, la distancia de seguridad se acorta y se adelantan para ver más de cerca a los guardas o a los miembros del equipo de rodaje.
Dentro de Gir los leones no suponen un peligro para los seres humanos pero fuera del parque, donde el ganado ha esquilmado los pastos y escasean los herbívoros salvajes, los leones encuentran su alimento en las reses domésticas y, en ocasiones, en las personas que las cuidan y defienden. Entre mediados de 1.988 y principios de 1.990 los leones atacaron en cien ocasiones a los hombres, generalmente cuando acudieron a socorrer a su ganado, y quince personas fueron devoradas por los felinos.
Pero dentro del santuario hay comida en abundancia y el gobierno paga a los maldhari los búfalos que matan los leones por lo que no se producen ataques a pesar de la convivencia diaria de hombres y felinos.
Esta tolerancia con los hombres ha salvado in extremis al león asiático de la extinción. En la actualidad el gobierno indio estudia la posibilidad de introducir nuevas poblaciones en otros parques. Pero si ya es difícil acotar nuevas zonas forestales en un país donde más de mil millones de personas presionan por la obtención de nuevas tierras de cultivo, mucho más complicado resulta meter en ellas a un superpredador como el león asiático que pone en peligro a gentes y ganado.
Hoy la selva de Gir protege el último bastión de un animal legendario. En el parque nacional se ha llegado al número límite de leones que puede aguantar el ecosistema y los leones necesitan nuevos asentamientos. Pero en la superpoblada India la tarea de encontrarles nuevas tierras es cada vez más complicada. Y todavía hoy, sólo Gir mantiene la esperanza del olvidado león asiático.