El Unicornio de la India. Nativos

Viajamos a la frontera de la India con Nepal, allí donde surgió la leyenda de una criatura capaz de atraer a personas de todo el mundo con la esperanza de verlo: El Unicornio de la India. Un animal increíble, con un cuerno en la frente, que puede curar los males de los pueblos pobres que comparten suelo con él. Seguimos las huellas de este mito construido 20 siglos atrás recorriendo una jungla habitada por criaturas salvajes entre las cuales destaca una, el unicornio y que ahora conocemos como el rinoceronte indio, una especie única con un enorme poder en su frente.

A nuestros unicornios les gustan mucho las hierbas altas de las riberas del pantano, y tanto en Kaziranga como aquí en Chitwan, estas hierbas son un recurso valioso para las poblaciones humanas situadas junto a los parques.

Desde que en 1973 se constituyó como Parque Nacional por ser el único lugar de Nepal donde quedaban rinocerontes, en Chitwan se han relocalizado varios asentamientos humanos desplazando a la gente a lugares más fértiles y sin poblaciones de herbívoros salvajes. Cuando llega la temporada, los pueblos ribereños cruzan el río y se dirigen hacia las reservas provistos de sus hoces recién afiladas.
Aquí se encuentra lo que ellos buscan. Los nativos tienen una concesión legal para la recogida anual de hierbas altas. Unas 60.000 personas recolectan cerca de 11.000 toneladas durante el tiempo de cosecha que dura unos 15 días.

Los fardos se acumulan hasta alcanzar un valor en el mercado de unos 450.000 dólares. Además del rendimiento de las ventas a la industria papelera, las hierbas constituyen un material de construcción básico para estos pueblos. Con ellas mantienen también al ganado doméstico, que no puede alejarse mucho en busca de pasto por miedo a ser atacado por los tigres.

Las fuertes lluvias monzónicas obligan a constantes reparaciones de la techumbre, que también es de hierba seca. 
El agua subterránea, limpia y salubre, es por suerte abundante; y con ella y la propia tierra, las mujeres amasan el adobe que, como no, incluye a las hierbas entre sus ingredientes.

Estas torres llamadas “machames” son atalayas de vigilancia anti fieras. Un ojeador permanece en ellas muy atento para avisar cuando un tigre o un rinoceronte se internan en el campo poniendo en peligro la integridad de los trabajadores.

Pero los bosques húmedos de Asia son casi tan antiguos como el fuego mismo. La energía potencial de regeneración es su poder verde, su fuerza ancestral. Ciertas especies son invulnerables a la combustión, no se queman ... simplemente resisten. El árbol llamado “semal” no arde, por eso sus efectivos constituyen el último refugio de la selva. “Chitwan” significa “El Corazón de la Jungla”, puede que otra vez la leyenda y la realidad se den la mano en esta parte del mundo.