En primavera las hembras de elefante marino entran en celo y comienza la etapa reproductiva. Los machos comienzan combates a muerte para defender su harén.
Un cambio en la climatología marca el comienzo de la primavera austral. En esta época, el elefante marino se encuentra en período reproductivo. Las hembras de los elefantes marinos han entrado en celo. Los machos, que ya establecieron sus territorios y sus harenes en agosto, tienen que volver a defenderlos.
Los jóvenes son expulsados con facilidad, pero cuando el competidor es un adulto, el enfrentamiento es inevitable.
Ambos machos intentan herir a su adversario en el cuello o en la cabeza con sus afilados dientes.
He aquí el premio para el vencedor: todo un harén de 14 hembras que el macho defensor había logrado reunir tras innumerables peleas. Un premio por el que merece la pena luchar.
Una vez más ha conseguido mantener su harén, pero no será la última pelea que tenga. A lo largo del mes sus hembras irán entrando en celo y nuevos pretendientes vendrán a disputar su reinado.
Tras la contienda, el vencedor hace valer sus derechos sobre las hembras que posee.
En la reproducción interviene poco la voluntad de la hembra. El dueño del harén, excitado por el combate, se abalanza sobre su pareja y la inmoviliza bajo sus más de dos mil kilos de peso mientras consuma la cópula. La diferencia de tamaño hace inútil cualquier intento de resistencia.
Mientras dura la época de reproducción el macho no se alimenta así que, tras 10 semanas de ayuno e intenso ejercicio, su peso puede quedar reducido en un 40%.
Por ahora, sin embargo, sigue pletórico de fuerzas y lo demuestra cubriendo a todas las hembras del harén que se hallan en celo.
No todas ellas se encuentran receptivas al mismo tiempo. Las últimas que llegaron a la península aún no han entrado en celo. Todavía les quedan tres semanas de lactancia, durante las cuales sus crías cambiarán el pelaje negro por otro más grisáceo y aumentarán su peso. De los 45 kg. que pesaban cuando nacieron pasarán a 250 kg. al final del período.
Las madres tampoco se alimentan durante este tiempo, por lo que si no han adquirido suficientes reservas no podrán amamantar a sus crías lo indispensable para garantizar su supervivencia.
A medida que la temporada de celo de los elefantes marinos va llegando a su fin, comienza la de sus parientes, los lobos marinos.
Los machos han llegado hacia mediados de diciembre para establecer sus territorios y esperar a las hembras. Ya desde entonces se vienen produciendo peleas entre ellos, aunque por lo general basta una actitud amenazadora para disuadir al más débil de todo intento de lucha.
Las hembras llegaron poco después y, tras parir una cría, entraron en celo. Pueden copular de 1 a 3 veces y no siempre con el mismo macho. Hay que tener en cuenta que no todas llegan a la vez y la época de reproducción puede alargarse durante 2 meses. En todo este tiempo los machos no comen y apenas duermen, lo que supone un desgaste considerable. Con el paso del tiempo las fuerzas disminuyen y los machos que rondan los harenes logran salvar la vigilancia y copular con alguna hembra, aunque sea a escondidas y bajo el agua.