Viajamos hasta Costa de Marfil para conocer a las tribus y grupos étnicos que allí viven. Aprendemos su modo de vida, su cultura sus tradiciones y los rituales y danzas más ancestrales.
En esta región de Costa de Marfil, todavía existen selvas milenarias como la de Taí y bosques frondosos donde viven diversos grupos étnicos del grupo mande. El más característico es el dan, emparentado con el gueré.
Sus poblados se encuentran muy alejados unos de otros, por eso no componen una gran comunidad, sino núcleos aislados, que solo se unen en ocasiones excepcionales para defenderse de alguna amenaza común.
Para los gueré, las máscaras son verdaderas instituciones que rigen, legislan y codifican la vida social de los diferentes grupos étnicos que habitan esta región del oeste de Costa de Marfil. Son la representación de los espíritus protectores revelados en los sueños.
Gran parte de la mitología de los dan nace en el corazón de la jungla, en estos intrincados bosques llenos de vida, donde moran sus divinidades y donde la naturaleza se funde con la magia. Los dan siempre han respetado y venerado su entorno natural como algo sagrado, por ser la génesis indiscutible de su cosmogonía. En el interior de este mundo verde se encuentran los puentes de los espíritus.
Pero este no es un trabajo humano. Son los propios entes sobrenaturales del bosque los que confeccionan estos puentes para facilitar el camino a los hombres que viven en su interior. Cientos de lianas, las resistentes tripas de la selva, son entretejidas en la oscuridad de la noche por los espíritus. Al amanecer un nuevo puente une las dos orillas de un río o salva un pronunciado desnivel.
Nadie sabe ni como ni cuando se construyen. Pero para ellos son sagrados porque están hechos con lianas y todo lo que sale del bosque es sagrado, por eso se descalzan para cruzarlos con el máximo respeto.
Aparte de los quehaceres cotidianos, la mujer ocupa un espacio muy importante en la estructura social de los ubi. Como en la mayoría de los casi 60 grupos étnicos diferentes que conviven en Costa de Marfil, las mujeres constituyen sociedades secretas, que ejercen una decisiva influencia en la aldea.
En sus reuniones, a las que no pueden asistir los hombres, tratan asuntos que sólo les incumben a ellas, aunque hay un tema que acapara toda su atención desde hace algún tiempo. En las principales ciudades de Costa de Marfil, han nacido asociaciones que luchan por erradicar las bárbaras practicas tradicionales, en las que se mutilan los órganos sexuales femeninos. Periódicamente, mujeres de estas asociaciones viajan hasta los poblados más alejados, para hablar con las dirigentes de las sociedades secretas y tratar de convencerlas de que abandonen estas practicas.
Cada poblado de Costa ce Marfil tiene una parcela en el bosque cercano donde viven los espíritus de sus ancestros. Es el bosque sagrado de cada grupo, un lugar tabú para los foráneos. En el bosque sagrado se recluye a los que se van a iniciar, se practican las circuncisiones, se habla con las máscaras de sabiduría y se imparte justicia.
Al norte del País Mande se encuentra la tierra de los senufo, uno de los grupos étnicos africanos que mejor ha conservado su propia cultura. Son fundamentalmente agricultores, aunque también tienen ganado, sobre todo cabras y vacas.
El arroz es muy importante en su dieta. En estos morteros lo separan de la cascara para almacenarlo en los graneros, junto con el mijo y el maíz.
Los poblados senufo suelen ser grandes en comparación a los de otros grupos de Costa de Marfil. Están compuestos por agrupaciones de diferentes clanes y linajes, que forman lo que podríamos llamar barrios. En cada uno de ellos hay una casa fetiche, donde guardan sus máscaras y tallas religiosas.
La mujer es muy importante en la sociedad senufo. Su poder es comparable al de los hombres, aunque no se manifieste de un modo tan evidente. El sistema de transmisión patrimonial y cultural es matrilineal, lo que implica que sea cabeza de linaje.
La pintura senufo es una de las más reconocidas del continente africano. Aquí estuvo Picasso buscando la inspiración de su cubismo, con estos pintores que expresan las visiones de los cazadores o las deidades del Poro.
Dibujan con pinturas vegetales elaboradas con técnicas que se pierden en la noche de los tiempo
Los senufo han trabajado tradicionalmente el hierro que extraen mediante pozos subterráneos. Cerca de la ciudad de Korogo encontramos una zona minera que todavía utilizan los herreros.
Cuentan los mayores que antiguamente el hierro lo encontraban en la superficie, pero por una maldición, los espíritus lo escondieron bajo tierra.
Procedentes de Burquina- Fasso, lobis y bilfó se asientan en el nordeste del país. Hasta hace poco eran cazadores nómadas, pero ya son sedentarios. Forman poblados sin una estructura determinada, un poco anárquicos, diseminados en el interior de la sabana boscosa.
Sus casas, llamadas sukalas son unas construcciones muy especiales, totalmente distintas a las de los demás grupos étnicos de Costa de Marfil.