El parque nacional de Las Torres del Paine se encuentra en la Patagonia Chilena, en una zona de contrastes climáticos que han permitido una gran variedad de especies vegetales y animales.
El Parque cuenta también con algunas lagunas salobres donde proliferan pequeños invertebrados que atraen a las aves acuáticas. Los flamencos chilenos y andinos aprovechan estos encharcamientos salitrosos del altiplano para alimentarse filtrando con sus picos los diminutos camarones y artemias que viven en el agua.
En las lagunas salobres se alimenta también el cisne coscoroba, una de las aves más amenazadas y escasas del mundo. Los últimos censos dan una población de 400 individuos en todo el territorio chileno, lo que convierte al coscoroba, con el huemul y el puma en una de las rarezas del Parque.
Entre las aves de Torres del Paine hay también algunas rapaces. Los caracarás moñudos o caranchos son aves omnívoras que hasta mediados de siglo compartían su distribución con el caracará oscuro, hoy extinguido por los cazadores ávidos de su carne. Por su tamaño no suponen una amenaza para los flamencos ni los cisnes, pero el cadáver de un cauquén en una de las orillas les ofrece un auténtico festín.
La formación vegetal más interesante del Parque es el bosque magallánico deciduo. Las manchas de bosque, más abundante en la vertiente pacífica de la cordillera andina, están formadas principalmente por lengas, unos árboles del género Notophagus conocidos también como hayas australes o falsas hayas.
Entre las lengas se cobijan y alimentan aves como la caturra, una pequeña cotorra cuya distribución llega hasta Tierra del Fuego, convirtiéndose en la representante más austral de una familia de aves eminentemente tropicales.
El matorral es la casa del ñandú de Darwin o petizo, como se le conoce en Chile. Cuando Darwin llegó a estas latitudes en su histórico viaje se quedó sorprendido al ver cómo estas aves superaban en velocidad a los caballos de los gauchos que intentaban capturarlas.
Las potentes patas del ñandú le permiten adquirir una velocidad asombrosa, pero en pago al desarrollo evolutivo de unos huesos y músculos tan poderosos han perdido su capacidad de vuelo, tal y como les sucede a sus primos los emúes, los casuarios y las más conocidas avestruces.
El armadillo de seis bandas es un especialista en andar entre los matorrales. Su cuerpo blindado le permite abrirse paso entre las matas más densas, lo que le supone una defensa contra los predadores.
Los armadillos son animales muy primitivos que han sobrevivido en gran parte gracias a sus placas dérmicas que le permiten huir a través de los matorrales más cerrados. Pero además cuentan con unas garras poderosas con las que excavan galerías en pocos minutos poniéndose definitivamente a salvo de cualquier enemigo.