Para la boda saharaui se sacrifica un camello que será lo que comerán los invitados en el banquete.
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Antes de que salga el sol, el matarife ayudado por algunos hombres, va a sacrificar el camello del que comerán todos los invitados.
Tras las abluciones de rigor, en dirección a la Meca, se procede, con mano segura, a desollar a la res, que los ayudantes mantienen inmovilizada. Dos certeras cuchilladas le seccionan la aorta, lo que provoca la muerte en pocos segundos del camello. Con rapidez los hombres proceden a separar la gruesa piel del animal, dejando al descubierto las reservas de grasa que el camello almacena en la joroba. Es costumbre entre los nómadas cortar un trozo de ésta y comerlo como un sabroso bocado.
En el Sáhara es muy importante saber sacrificar con eficacia un animal tan valioso como el camello, que solamente en las ocasiones más especiales se puede comer. Una familia media suele tener solo un par de hembras de cría. El macho alcanza precios mucho más elevados. El hígado crudo es para los nómadas el más exquisito de los manjares.
Ellos creen que, esta indudable fuente de proteínas, les otorga fortaleza y virilidad.
A las pocas horas el animal esta prácticamente despiezado. Hay que actuar con celeridad; en este clima el calor pudre rápidamente los cadáveres.
Las mujeres del campamento se van acercando a recoger sus raciones. Hoy hay carne en abundancia para todos. Un animal de 400 kilos, que se aprovecha en su totalidad, da para abastecer de comida a mucha gente.
Algunos tasajos se cuelgan de los LEKTUB, los vientos de la jaima, para su desecación y almacenamiento.
En la tienda de los padres sé esta celebrando el NEJAR EL AAGAD, el pacto matrimonial.
Los padres de los novios con un SHAJED, o testigo, por cada familia, están reunidos en presencia del CADÍ, juez de paz, que dará validez jurídica al enlace.
El cadí siempre es un hombre de palabra, venerable y de una religiosidad probada, perteneciente a la aristocrática casta de los ZUAIA, hombres del libro, que no realizaban ningún trabajo manual.Hombres y mujeres confraternizan bebiendo leche de camella en el mismo cuenco. Esto se interpreta como un gesto de amistad en la sociedad saharaui.
El cadí procede a leer las condiciones del contrato y pregunta a los padres y testigos si están de acuerdo.
Fuera, las mujeres siguen con expectación lo que esta ocurriendo dentro.
En el interior de la jaima, el cadí formaliza que el ajuar y el ganado de la dote se ajusten a lo pactado por los padres y procede a recitar, en compañía de los asistentes, los preceptos coránicos que rigen el matrimonio.