El parque nacional de Kanha, situado en la india, es una reserva natural donde habitan tigres y una gran variedad de especies salvajes.
De las ocho subespecies de tigre que existían hace apenas un siglo hoy sólo quedan cinco y una de ellas, el tigre chino, parece abocada a la extinción. El tigre de Bengala es la subespecie más numerosa. En la India, donde mayor es su población, viven entre 5.000 y 7.000, apenas un reflejo de los más de 100.000 que vivían a finales del siglo pasado. Y, entre todos los lugares del subcontinente indio, es aquí, en Kanha, donde los tigres tienen su población más estable y numerosa.
Cuando un tigre merodea por la jungla los animales dan sus señales de alarma.
La piel del tigre le hace invisible en el claroscuro de la selva. Con más de 3 metros del hocico a la cola y un peso medio de 230 kilogramos, el camuflaje del mayor de los felinos es fundamental para poder acercarse a sus presas, a pesar de lo cual suele necesitar doce intentos para capturar una.
Los herbívoros que viven en las selvas de Kanha son presas potenciales para los tigres. Sólo el gaur, al que se llama erróneamente bisonte indio, impone respeto al felino. El gaur es el mayor bóvido salvaje de la tierra y es otra de las maravillas zoológicas de Kanha.
Los becerros son los únicos a los que tigres y dholes pueden atacar con éxito si logran separarles de sus madres. Pero los adultos son demasiado poderosos. Los grandes machos medran solitarios por las selvas de bambú. Mil kilogramos de fuerza bruta y casi dos metros de altura se hacen inalcanzables al mayor de los predadores de Kanha. Armados de un finísimo olfato los gaúres están permanentemente alerta de todo lo que les rodea..
Durante unos pocos días al año las tigresas se encuentran receptivas sexualmente. El cortejo puede durar una semana o diez días y sólo en los lugares donde la densidad de tigres es suficiente encuentran un macho que las cubra.
En un mundo donde cada vez son más escasos, el apareamiento de los tigres es extraordinariamente difícil de observar. La cópula se produce entre 20 y 50 veces al día durante un lapso de tiempo entre 2 y 5 días y siempre en lo más profundo del interior de la selva.
Durante el agotador cortejo macho y hembra necesitan frecuentes descansos. El período de gestación durará poco, unas 15 semanas, porque una tigresa con una gestación larga llevando grandes fetos sería torpe y no podría cazar por sí misma. En el mundo de los tigres la madre se ocupa por completo de la crianza de los cachorros y una vez concluido el cortejo el macho se convierte en un potencial enemigo para la camada.
El apareamiento de esta pareja supone una esperanza para la población amenazada del más poderoso y bello de los felinos. En Kanha se estima una población cercana a 100 individuos, pero en un país con más de mil millones de habitantes ansiosos de tierras fértiles el futuro de los tigres sigue siendo una inquietante incógnita.