El mayor cocodrilo del mundo, el cocodrilo marino, ya no se encuentra en peligro gracias a la rentabilidad que producen las granjas de cocodrilos.
Otro cocodrilo, más grande y peligroso que el del Orinoco, se ha salvado igualmente gracias a la rentabilidad económica que ha empezado a producir.
Con sus ocho metros de longitud máxima el cocodrilo marino es el mayor reptil del mundo.
Su agresividad le ha valido el nombre de devorador de hombres y su fuerza lo ha convertido en dios y demonio entre los indígenas del sudeste asiático y Oceanía. El dios Ginka de los aborígenes australianos, el demonio de los hombres cocodrilos de Nueva Guinea, la pesadilla de los primeros colonos australianos.... Con razón todos le temían. Nadie estaba a salvo en las aguas de este poderoso dragón que perdió su rango cuando aparecieron las armas de fuego.
La caza indiscriminada estuvo a punto de hacer desaparecer al cocodrilo marino. Pero entonces una nueva alternativa se les ocurrió a los naturalistas y granjeros australianos; una alternativa que salvaría la vida a la especie.
Las granjas de cocodrilos fueron la paradójica suerte de estos poderosos reptiles. Los propietarios de las tierras por donde pasan los ríos que tienen cocodrilos los mataban por el peligro que suponían para ellos y su ganado. Pero las granjas de cocodrilos pagan importantes cantidades por los huevos de estos animales y los terratenientes han empezado a ver a los cocodrilos como una fuente más de ingresos. Por otra parte en las granjas incuban los huevos y parte de los animales son devueltos a su hábitat natural, superados los primeros días de vida, cuando los cocodrilos son más vulnerables. Y paralelamente se consiguen nuevas puestas dentro de las mismas granjas porque algunas hembras adultas se destinan a la cría. Claro que, por todo esto, los cocodrilos han pagado un precio muy alto.
La piel de los cocodrilos marinos es el mejor cuero del mundo; una piel por la que se pagan grandes cantidades. Pero, aún así, al cocodrilo marino le ha salido más que rentable. Y a los granjeros de cocodrilos también. Porque junto al cuero, nuevas fuentes de ingresos han aparecido en forma de turismo.
En las mismas granjas donde se vende la piel de los cocodrilos se están empezando a montar espectáculos para que el público conozca y admire a este poderoso saurio.
En estos mismos recintos los científicos contratados por las granjas realizan importantes estudios que ayudan a la conservación de las poblaciones salvajes.
Y las charlas y enseñanzas de los monitores de las granjas muestran la forma de evitar ataques de este superpredador mientras educan a la gente para que admire y valore esta reliquia superviviente de otras eras.