Viajamos a la frontera de la India con Nepal, allí donde surgió la leyenda de una criatura capaz de atraer a personas de todo el mundo con la esperanza de verlo: El Unicornio de la India. Un animal increíble, con un cuerno en la frente, que puede curar los males de los pueblos pobres que comparten suelo con él. Seguimos las huellas de este mito construido 20 siglos atrás recorriendo una jungla habitada por criaturas salvajes entre las cuales destaca una, el unicornio y que ahora conocemos como el rinoceronte indio, una especie única con un enorme poder en su frente.
Los rinocerontes indios acostumbran a depositar sus heces durante años en grandes acúmulos que actúan como mojones o balizas olorosas de índole territorial. Gigantescos montones de bostas imposibles de ignorar incluso para el olfato menos eficiente.
Otra de las paradojas del viejo unicornio, es que no es su cuerno precisamente lo que más aprecian los nepalíes de su cuerpo. Acuden a los montones de estiércol en busca de lo que aseguran que es un infalible remedio contra la tos. Para ellos los enormes montones de estiércol son en realidad nutridos estancos en los que recoger el mas apreciado de los tabacos. Los nativos se fuman las heces del rinoceronte. Sin duda todo un lujo exclusivo que solo algunos pueden disfrutar, “el sabor de la leyenda” rezaría su eslogan si lo tuviera.
Los rinos son esencialmente solitarios, pero cuando los machos alcanzan la madurez sexual a los diez años de edad, se pelean al encontrarse incluso con las hembras. Al contrario de lo que se cree no utilizan como arma su famoso cuerno, sino que la emprenden a mordiscos con su contrincante. El perdedor se va a probar suerte en otro reto.
De momento Chitwan y Kaziranga son un buen hogar para los rinocerontes, con unos 400 en el parque nepalí y unos 1200 en el hindú. Sus casi 2.000 kilos de peso y sus 4´20 metros de longitud necesitan hasta 5 kilómetros cuadrados para cubrir sus necesidades tróficas y territoriales. Sus constantes movimientos entre las hierbas forman toda una red de sendas que son aprovechadas por otros animales.