Asistimos a la boda de Shelej y Suqueina, una celebracion basada en la tradicion y la cultura saharaui.
Los padres y familiares del novio van llegando al Fric, de los padres de la novia.
Una de las diversiones consiste en quitarse unos a otros los pañuelos. Se trata de un primitivo juego, de origen bereber, algo violento, que transcurre entre forcejeos y empujones.
Los que por fin, se hacen con el pañuelo corren con él, levantado hacia el viento.
Los parientes del novio son recibidos por los padres de la novia. Traen alfombras y mantas para adornar la jaima de Shelej el futuro esposo.
Es costumbre que el novio disponga de su propia jaima. En el interior charlan acerca del viaje y de la dote.
El cadí acredita que la dote es la pactada, y lee los preceptos matrimoniales del Corán. Aunque ya son marido y mujer no lo serán de verdad hasta que los dos estén bajo el mismo techo-de la misma jaima.
Como señal oficial del enlace, no tocan ninguna campana…uno de los testigos sale y pega un tiro
Después de casarse las mujeres saharaui transmiten la noticia ululando, por el poblado, estos alaridos son su forma de expresar alegría.
Los amigos de Shelej, se ofrecen para a ir a buscar a la novia.
Mientras, las mujeres maquillan entre risas y nervios, a Suquiena. Le pintan con henna y le tapan con una sábana, fingiendo que se esconde del que ya es su marido.
Después de comer carne de camello con arroz comienza la fiesta. En el interior de la jaima se leen poemas amorosos, algo que les gusta mucho a los saharauis. Hombres y mujeres se dejan llevar y bailaran durante horas….
La esposa baila acompañada por el ritmo de los tambores y el ulular de las mujeres, con su pañuelo negro sobre la cabeza, prueba de que ha abandonado la soltería, se mueve sin recato.