Uno de los tigres del parque ha detectado que Ahimsa está en celo y se acerca a ella para comenzar el apareamiento que durará cinco días
Meses después de su llegada Ahimsa ya domina cada rincón de su territorio. Llega el momento del apareamiento.
Ahora sus marcas olorosas tienen una información extra; una información que el viento lleva a través de la espesura de Kanha anunciando que la tigresa ha entrado en celo.
En lo más profundo de la jungla alguien lee el mensaje.
Ahimsa continúa su ronda de señalización y cuando pasa cerca del macho éste se acude al reclamo.
Ahimsa había olido al macho pero nunca lo había visto. Este, más grande y fuerte, supone un riesgo para la tigresa, pero en todo momento el pretendiente se muestra solícito y Ahimsa accede sin demasiados rodeos al apareamiento.
Durante los próximos cinco días se aparearán cerca de doscientas veces asegurando así la fecundación de la tigresa. Aquí, en Kanha, hay territorio, presas y futuro para recibir a estos nuevos cachorros; y el Proyecto Tigre da, de nuevo, esperanzas a la especie.
Nuestra joven madre ha conseguido finalmente una presa. Ella es la encargada de convertir la carne en leche nutritiva así que no se anda con rodeos y hasta quedar saciada, cada vez que sus hijos se acercan los aleja sin miramientos.
Con la carne conseguida los cachorros tienen asegurada su comida unos días más. Pero si observamos más detenidamente vemos que la suerte es sólo aparente porque lo que come la tigresa es una vaca.
La falta de presas naturales y lo fácil que resulta matar una vaca hará que la tigresa vuelva a por más. Los cachorros, a su vez, prueban la carne del ganado doméstico y éste, paulatinamente, se convierte en su presa habitual. Cuando sean capaces de matar también ellos buscarán, probablemente, el ganado. Y será cuestión de tiempo que los dueños de las reses busquen y maten a los tigres.