Al norte del País Mande se encuentra la tierra de los senufo, uno de los grupos étnicos africanos que mejor ha conservado su propia cultura. Son fundamentalmente agricultores, aunque también tienen ganado, sobre todo cabras y vacas.
El Africa profunda sigue manifestándose a cada paso. Aunque la influencia externa cada día sea mayor, el sentimiento intimo de la tradición subyace por debajo de cualquier seña de modernidad. La gente sigue asistiendo a sus propios acontecimientos religiosos y culturales, como este del yonglar. Esas niñas que pasan rozando el filo de los cuchillos sin mover un solo músculo, son cedidas por las familias para ser adiestradas en esta peligrosa disciplina.
Piensan que están poseídas por un espíritu que las protege y las hace valientes para poder realizar estas demostraciones.
Cada grupo yonglar se va trasladando de aldea en aldea realizando exhibiciones. Cuando las niñas cumplen 7 u 8 años abandonan el grupo y regresan a su casa con una parte del dinero recaudado.
Al norte del País Mande se encuentra la tierra de los senufo, uno de los grupos étnicos africanos que mejor ha conservado su propia cultura. Son fundamentalmente agricultores, aunque también tienen ganado, sobre todo cabras y vacas.
El arroz es muy importante en su dieta. En estos morteros lo separan de la cascara para almacenarlo en los graneros, junto con el mijo y el maíz.
Los poblados senufo suelen ser grandes en comparación a los de otros grupos de Costa de Marfil.
Están compuestos por agrupaciones de diferentes clanes y linajes, que forman lo que podríamos llamar barrios. En cada uno de ellos hay una casa fetiche, donde guardan sus máscaras y tallas religiosas.
En la fachada están representados algunos preceptos y deidades del Poro, la ley fundamental de los senufo. Cada casa fetiche es gobernada por un guardián, que suele ser un alto dignatario de la sociedad secreta del clan.
La mujer es muy importante en la sociedad senufo.
Su poder es comparable al de los hombres, aunque no se manifieste de un modo tan evidente. El sistema de transmisión patrimonial y cultural es matrilineal, lo que implica que sea cabeza de linaje. Incluso en el Poro, la mujer ocupa un lugar predominante. Por ejemplo es fundamental para fundar un nuevo sinzanga o escuela de Poro, cuyo jefe será elegido por vía matrilineal.
En lo cotidiano, la mujer se encarga de las labores del hogar y del cuidado de los niños, a los que dedican una especial atención y cariño. Así lo ordena la ley fundamental, sobre todo hasta que llegan a la edad de la pubertad.
Los perros son muy importantes entre los senufo, sobre todo si son de caza, como estos a los que colocan un collar de lianas para protegerles del posible ataque de las alimañas del bosque. En ocasiones importantes y en sustitución a los antiguos sacrificios humanos, los perros son degollados y ofrecidos a las deidades del Poro en las casas fetiche.
Cada año deben añadir una nueva capa de paja al tejado de estas casas, los fetiches deben de estar bien protegidos.
Esta es la plaza principal del pueblo, donde se encuentra el techado de los jueces y la casa de la muerte, a la que llevan los cadáveres para realizar los rituales funerarios.
Entre la casa fetiche y el techado de los jueces, se encuentran las piedras de la verdad. En ellas se sientan los reos para ser interrogados y sentenciados públicamente.