La obtención de energía es un proceso básico y fundamental para la supervivencia de un ser vivo y por ello, desde el comienzo de la vida en la tierra el homo sapiens tuvo que desarrollarse como cazador y los animales como grandes depredadores.
En la selva amazónica viven algunos de los mas reputados asesinos
Predación significa captura con violencia, el único lenguaje que la evolución les enseñó a los felinos como el ocelote, una de las decenas de especies de predadores súper especializados que pueblan la tierra. Su número es insignificante comparado con el de sus presas, sin embargo su papel en la evolución es irrevocable porque deciden quien vive y quien muere a su alrededor.
Los humanos tenemos un pie en nuestro pasado biológico, y otro en nuestro presente cultural.
La evolución del cazador humano le dio manos libres para construir instrumentos, ello hizo crecer su cerebro hasta la aparición del lenguaje.
La tribu houarani en las selvas de Ecuador caza con dardos y cerbatanas, impregnandolas con veneno extraído de la naturaleza. Gracias al lenguaje, un cazador podía comunicarle a otro la localización de las presas, la descripción de los paisajes, y lo que es más importante, ambos podían discutir las alternativas del lance.
Los bosquimanos, llevan al menos seis mil años en el desierto del Kalahari. Los bosquimanos cazan con flechas que ellos fabrican y también utilizan un veneno mortal
En todo el planeta, el homo sapiens encontró la manera de matar más y mejor, lo que le convirtió en el predador perfecto. El hombre caza en grandes grupos, de forma coordinada, con un enorme conocimiento de las costumbres de los demás animales.