Según una vieja leyenda de los aborígenes australianos, los delfines de Shark Bay tienen una relación especial con los seres humanos por un pasado en común.
Si subimos hacia el norte por el litoral oeste, nos dirigimos hacia otro tipo muy distinto de fondo oceánico. Siguiendo las sendas submarinas de mantas y águilas marinas, nos adentramos en las aguas tropicales cálidas que todo el mundo relaciona con riqueza de vida, pero que en realidad esconden grandes sorpresas que vamos a descubrir. Aquí, en Shark Bay, estas extrañas formaciones llevan escrito un momento decisivo de la historia de este planeta.
Se llaman estromatolitos, y su estructura ha sido construída por enormes agrupaciones de cianobacterias, que son bacterias verde azuladas que producen oxígeno a partir del agua cuando hay abundancia de luz solar. En esta zona, las cianobacterias producen una mucosidad pegajosa que atrapa las partículas de arena. Posteriormente, la estructura es reforzada por carbonato cálcico que trae el agua marina. Pero los estromatolitos no son la única particularidad mundial de Shark Bay.
En las playas de Monkey Mia se producen habitualmente encuentros entre dos de los mamíferos más inteligentes del planeta. Aquí los delfines mulares salvajes están habituados al contacto con humanos, y nadan cerca de ellos creando tal expectación que ha habido que poner guardias para que la gente no agobie a los visitantes marinos.
Pero esta relación va mas allá de la simple curiosidad. Ya los aborígenes australianos hablaban de la “energía del delfín”. Según ellos, les proporcionaba iluminación espiritual a través de una comunicación telepática mente a mente con el cetáceo; lo llaman “El Sueño del Delfín”.
Según esa vieja leyenda, los seres humanos provienen de los delfines, y estos nunca olvidan que los hombres son sus parientes.
Lo cierto es que aquí los delfines vienen por propia voluntad, y parecen preferir la compañía de los niños a la de los adultos. Las personas que acuden a verlos, aseguran percibir algo especial, una paz, una alegría extrañas que no pueden explicar.
Ellos traen incluso a sus crías, que aprenderán a confiar en los humanos; pero ¿porqué lo hacen?. Desde el punto de vista estrictamente biológico no tiene sentido, a menos que introduzcamos términos tan poco científicos como “afinidad” o “amistad ínter específica”.
Los experimentos realizados por todo el mundo demuestran la evidente mejoría de personas con problemas cerebrales y de comunicación con el entorno, cuando se les somete a sesiones de terapia con delfines.
Se ha constatado científicamente cómo los delfines han salvado a náufragos llevándolos hasta la playa, cómo manejan un lenguaje complejo y cómo son capaces de entablar relaciones poco usuales con el hombre.
Tal vez “El Sueño del Delfín” no sea tan leyenda como creemos; quizá, una vez más, los aborígenes de Australia se adelantaron muchos años a una verdad zoológica aún por descubrir.